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Los Cuatro Músicos de Bremen

El Dragón Enano

Todos los cuentos de este blog han sido creados con mucho amor por Mª Teresa Carretero. Espero que los disfrutéis 🙂

Cerca de la ciudad de Bremen vivían un perro, un burro, un gato y un gallo en granjas vecinas. Los cuatro eran muy mayores y sus amos ya no contaban con ellos para el trabajo ni el cuidado de las granjas.

El gallo Hans ya no era el jefe del gallinero: habían traído un gallo joven y a Hans los amos habían decidido comérselo por Navidad. No lejos de esta granja vivía el perro Tom. Siempre estaba atado y no lo dejaban correr libremente. Apenas le daban comida y él decía: Se han olvidado de mí. Como soy viejo ya no me quiere nadie. Recordaba con pena cuando cuidaba de las ovejas y paseaba feliz por los prados.

En la misma granja vivía el burro Donky: siempre había servido para llevar la carga al mercado y para ayudar en la granja; pero ahora sus amos pedían prestado a unos vecinos su caballo para llevar al mercado la fruta y verduras, ya que Donky estaba muy mayor.

Donky conocía a una vieja gata, Mina, a la que sus amos no dejaban entrar en la casa, les parecía un estorbo porque ya no servía para cazar ratones. Si me quisieran, no les importaría que fuera vieja -pensaba Mina.

Estos animales se conocían desde hacía tiempo. El gallo, que tenía mucho tiempo para pensar, tuvo una idea: Yo no quiero que me metan en una cazuela y me coman; no soy tan viejo y quiero correr aventuras. Además canto muy bien y quiero ser músico.  Así que una mañana temprano visitó al burro, al perro y a la gata y les contó su plan. -¿Pero adónde vamos nosotros lejos de nuestras casas?, dijo el perro. -Pues a correr aventuras: nuestros amos ya no nos quieren y no nos echarán de menos -respondió Hans. -Bien pensado, llevas razón -dijo el burro. -Yo siempre he querido correr aventuras -añadió la gata Mina.

Pues bien, siguió el gallo: Nos iremos a vivir a la ciudad de Bremen; allá hay músicos callejeros que ganan dinero cantando en las calles y lo pasaremos muy bien. -¡De acuerdo!, dijeron todos. El gallo les dijo: Salimos mañana temprano. Yo cantaré un poco antes del amanecer; será la señal para encontrarnos en el puente e  iniciar el camino. La gata Mina dijo: Yo nunca he estado en Bremen, no sabemos el camino. -No te preocupes, la tranquilizó Donky: Yo he estado muchas veces en la ciudad y conozco el camino con los ojos cerrados. -Quedamos en lo dicho: al amanecer, en el puente.

El gallo cantó aún de noche; era la señal convenida. Su ama lo oyó cantar y dijo al granjero: ¿No ves? está viejo: canta a deshora. Ese terminará en mi cazuela antes de fin de año.

El gallo y el burro salieron de la granja con mucho cuidado de no despertar a los demás animales. Igual hicieron la gata Mina y el perro Tom. Una vez en el puente comenzaron el viaje. Cada uno había traído algo de comer para el camino. El burro iba delante, pues conocía la ruta. Pararon varias veces a descansar y a comer. A veces, cuando el perro, el gato o el gallo se cansaban, el burro los dejaba descansar un rato en su lomo.

Anocheció y había que buscar dónde refugiarse para dormir. Pronto divisaron una vieja casa con luz dentro. Dentro de la casa había unos ladrones contando lo que habían robado. Donky dijo: No podemos permitir que esos malhechores roben a las personas

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Entre los cuatro idearon un plan para ahuyentarlos. El burro dijo al perro: súbete en mi lomo, y lo mismo dijo el perro al gato. El gato dijo lo mismo al gallo, que se subió en el lomo de Mina.

A una señal de Donk, todos empezaron a dar su música a pleno pulmón: El burro Hi-ja, HI-ja Hi-ja… El perro Guauu Guauuu Guauuuu La gata Miauuu Miauuu y el gallo Ki-Kirikí Ki-Kirikíii…

Montaron tan gran estruendo que los ladrones se asustaron y dejando todo lo robado salieron corriendo y huyeron. Los cuatro animalitos se instalaron en la casa, cenaron lo que les quedaba de comer y se dispusieron a dormir.

Pasadas unas horas, volvieron los ladrones por su dinero pensando que no había nadie en la casa. El más atrevido entró. La gata Mina abrió sus ojos y el ladrón creyó que eran brasas que quedaban de la lumbre. Se dirigió a esas brasas a encender un candil y ella le clavó las uñas llenándolo de arañazos. Se echó hacia atrás tropezando con el perro, que le mordió las piernas, Volvió a echarse hacia atrás y se encontró con el burro, que empezó a darle coces por todo el cuerpo. Por último el gallo exclamaba Ki-Kirikíii, ki-kirikíii -que él entendió “traédmelo aquí”, traédmelo aquí”. Salió el ladrón corriendo, muy asustado y lleno de arañazos, bocados, y moratones.

Los otros ladrones, al verlo tan asustado y lleno de heridas le dijeron: ¿Qué ha pasado?, ¿dónde está el dinero? 

Él explicó: He ido a encender un candil y una bruja me ha arañado (era la gata Mina), me ha atacado un ogro con un cuchillo (era Tom el perro), un gigante me ha golpeado por todo el cuerpo (era Donky el burro) y un juez quería meterme en la cárcel (y era Hans el gallo): decía: ¡Traédmelo aquí!, ¡Traédmelo aquí!…

Los ladrones nunca más volvieron por la casa y los animales se quedaron a vivir en ella felices y contentos como una familia.

FIN                    (Versión libre, por Mª Teresa Carretero, del famoso cuento de Jakob Grimm)

En la ciudad de Bremen hay un monumento a estos cuatro famosos “artistas” que con su música ahuyentaron a aquellos malhechores.

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